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Yahoo FinanzasMitos y verdades del Impuesto a las Ganancias
Mucho se ha dicho, mucho se dice y mucho se dirá de uno de los impuestos más interesantes de la estructura tributaria argentina. ¿Es un impuesto progresivo o regresivo? ¿Quiénes lo pagan y quiénes deberían pagarlo? ¿Es mejor eliminar ese impuesto, o en cambio reforzarlo?
Aquí se buscará analizar de manera objetiva las características actuales que configuran uno de los impuestos más progresivos de la estructura tributaria argentina. Las siguientes afirmaciones no deben tomarse como verdades sino como puntos de partida para reflexión y evaluación.
1) "Bajar el Impuesto a las Ganancias es mejorar las condiciones de vida de los trabajadores"
En el marco de las propuestas de los candidatos a suceder al actual Gobierno, muchos proponen la reducción o hasta la eliminación de Ganancias para los trabajadores, o la suba del mínimo no imponible hasta $30.000 o $40.000. Esto mismo fue lo que solicitaron muchos gremios durante el último paro de marzo 2015.
En la actualidad, más de un millón de trabajadores pagan Impuesto a las Ganancias. Son aquellos que ganaban más de $15.000 en 2013, que en caso de haber tenido aumentos salariales como el promedio de la economía registrada, estarían ganando aproximadamente más de $27.000 durante 2015.
Dado que el salario promedio registrado de la economía argentina en septiembre de 2014 (último dato disponible del SIPA) era de $11.400, y que el 10% más rico de la población ganaba en el último trimestre de 2014 según INDEC más de $12.000 al mes, puede mostrarse que este impuesto lo está pagando únicamente el sector más rico de la población argentina.
Dar de baja el Impuesto a las Ganancias es darle un beneficio adicional al 10% de los trabajadores más rico de la Argentina. En cambio, mantener su presión efectiva real (su presión como % del salario bruto) es algo muy distinto y que sí es necesario actualizar en momentos de elevada inflación como la actual.
2) "Ganancias se hizo cada vez más regresivo"
Como a todo economista le enseñaron, no todo es blanco o negro. En este caso la respuesta básicamente es “depende”.
Dos características básicas del Impuesto a las Ganancias: se empieza a pagar luego de cierto ingreso mínimo, y el porcentaje del ingreso total que se dedica al pago de este impuesto también crece conforme los ingresos son mayores.
En caso que se compare dentro de aquellos que sí pagan el impuesto -ese % de empleados con mayores ingresos en la economía formal-, la falta de actualización de las escalas del Impuesto a las Ganancias implicó la pérdida de uno de los dos factores de progresividad. Con escalas congeladas hace años, y aumento de precios –e ingresos- en el orden de los dos dígitos durante 8 años, una vez que se empieza a pagar el impuesto, se llega a pagar la alícuota máxima del 35% mucho más rápido año a año. Esto hace que la progresividad intra-impuesto (entre aquellos que sí pagan Ganancias) vaya desapareciendo con el tiempo.
En cambio, si se observa la estructura tributaria actual, la falta de actualización de escalas, y el aumento del mínimo no imponible por debajo del aumento salarial durante los últimos años hizo que Ganancias representara un porcentaje mayor de la recaudación total nacional. Dado que este impuesto tiene dos características que buscan la progresividad, un aumento del peso de Ganancias en el total de la estructura tributaria implica mayor progresividad a nivel general.
3) "Los salarios de más de $15.000 pagan Ganancias"
El Decreto 1242/2013 generó que todos aquellos salarios que no hubieran ganado más de $15.000 entre enero y agosto 2013 queden exentos del pago de Ganancias. Aún después de un 29% de aumento en 2014 y un 25-30% en 2015, de no mediar cambios, estas personas siguen exentas de pagar Ganancias aún con salarios más altos.
La aclaratoria de AFIP sobre dicho Decreto dice que en caso de no haber contado con ingresos laborales o por jubilación entre enero y agosto 2013, se tomará el primer salario o ingreso como base para el establecimiento de la categoría de Ganancias que corresponda.
O sea, cualquier persona que no hubiera trabajado en blanco hasta septiembre 2013 y luego se incorpore al mercado laboral, si cobra más de $15.000 en bruto al mes entonces no estará exenta de Ganancias.
4) "Ganancias es un impuesto distorsionado"
Las categorías creadas en agosto de 2013 con el Decreto 1242/13 han creado graves distorsiones en la estructura del Impuesto a las Ganancias. Esas distorsiones se van acrecentando conforme el paso de tiempo, y generará más costos de salida para quien decida tomar la medida de resolver su estructura actual.
Una persona soltera sin hijos con un salario bruto de $20.000 en la actualidad puede pagar en Ganancias:
$0 por estar exento por ganar menos de $15.000 en 2013;
$2.718 al mes, si su salario estaba entre $15.001 y $25.000 en 2013; o
$3.244 al mes, si su salario era mayor a $25.000 en 2013 o si no trabajaba en 2013.
Asimismo, tal como pudo verse en el punto anterior, un salario de un nuevo empleado en el circuito formal que gane $15.500 al mes debería pagar $1.190 al mes, mientras que su jefe –en caso de haber cobrado en 2013 menos de $15.000 y ahora ganar $25.000 – podría no pagar Ganancias.
Conclusiones
Se necesita una profunda revisión del Impuesto a las Ganancias debido a las múltiples distorsiones creadas en 2013. Su eliminación podría ser una de las peores determinaciones para el sistema tributario local.
La omisión de actualizar las escalas y la actualización de mínimos por debajo de salarios hizo que se perdiera parte de la progresividad del impuesto entre quienes lo pagan, y colaboró a que la presión tributaria actual creciera.
Antes de pensar en la eliminación del Impuesto a las Ganancias, sería más coherente pensar en eliminar otro tipo de impuestos fuertemente regresivos en Argentina, como el impuesto a los créditos y débitos bancarios – que ataca el nivel de bancarización- o la devolución de IVA indiscriminada y sin tomar en cuenta el nivel de ingreso familiar.
