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Opinión | ¿Un “día cero” en Colombia?

Carolina Montoya, líder del Climate Reality Project. Foto: cortesía.
Carolina Montoya, líder del Climate Reality Project. Foto: cortesía.

Por: Carolina Montoya, líder del Climate Reality Project

Parece que el 2024 literalmente nos cogió “con los calzones abajo” en Colombia, encarando racionamientos de agua y asomándonos a la posibilidad de llegar al temible y poco publicitado “día cero”.

El “día cero” sucede cuando se acaba el agua de una región, ciudad o país. El cambio climático ha aumentado el estrés hídrico en todo el mundo y cada vez es más común escuchar que una ciudad entra en cuenta regresiva y adopta medidas extremas para estirar sus reservas hasta que la lluvia vuelva.

Esto ocurrió el 21 de abril del 2018 en Ciudad del Cabo, fue la primera gran ciudad en quedarse sin agua. Dos años sin lluvias la llevaron a este punto y muchos de nosotros atestiguamos los esfuerzos colosales de su población durante meses por seguir teniendo agua, pero era tarde, el “día cero” los alcanzó.

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Nos pareció aterrador, lejano, improbable, ajeno

El año pasado, Montevideo, la capital de Uruguay, estuvo a días de verse en la misma situación. Algunos todavía insisten en que sí cruzaron el umbral, pero su gobierno no lo declaró. Las reservas de agua dulce llegaron al 2 % y las autoridades sanitarias prohibieron que niños y ancianos consumieran agua del grifo por temor a lo que los altos niveles de sodio podrían provocar en sus sistemas. Todos se quejaban del sabor a sal.

La fundación Social Water advierte que al menos la cuarta parte de la humanidad vive bajo la amenaza real de un desabastecimiento total. Otros mil millones de personas en el mundo ni siquiera tienen acceso permanente al agua.

Recientemente, un video viral expuso la muy pobre defensa que hizo el presidente de México sobre su gestión en materia de agua, ante las preguntas bien documentadas de una periodista. Entre tanto, medios de comunicación mexicanos insisten en que si las reservas del sistema de Cutzamala que surte al Valle de México siguen bajando, con la tendencia que llevan la región llegaría al “día cero” en junio de este año.

Colombia tiene la sexta reserva de agua potable más grande del mundo, según el Ministerio de Ambiente, además de contar con el 50 % de los páramos, es decir, la mitad de las fábricas de agua dulce más potentes de todo el globo quedan en nuestro país. Otra cosa es que su distribución sea equitativa.

Según el Estudio Nacional del Agua del año 2022, en Colombia el mayor uso de este líquido lo hace el sector de la agricultura seguido por la ganadería, en el cuarto renglón está el uso doméstico.

Pero más ilustrativo que el uso del agua es la huella hídrica o el agua que nunca regresa al ciclo; el sector con mayor huella hídrica es la ganadería y el uso doméstico cae al sexto lugar, antes están la industria, la agricultura, la construcción y la minería.

La medida de racionamiento a los hogares definitivamente no es la más eficiente, en primer lugar, porque la interpretación de muchos fue acaparar agua y almacenar de más; adicionalmente, los conjuntos residenciales optaron por usar el agua de sus tanques para mantener el suministro el día del racionamiento, lo que en lugar de ahorrar termina posponiendo el gasto.

Pero, sobre todo, porque lo eficiente sería construir una cultura de consumo responsable. La ducha de menos de 3 minutos, el reciclaje de agua, el cobro al superar la cuota mínima, deben ser constantes, aunque el último sea sumamente impopular.

Ojalá no esperemos a ponerle fecha al “día cero” en una ciudad colombiana para entender que también somos vulnerables y que eso de ir a recoger el mínimo vital semanal en una fila interminable y llevarlo a casa en un balde no les pasa solo a grandes ciudades en África o en el cono sur. Los próximos podríamos ser nosotros, pronto.