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Proveedores ahora acusan a supermercados de no trasladar la totalidad de la baja de precios a las góndolas

Se trata de un clásico que, cada tanto, se reaviva en un sector clave de la economía. En las últimas jornadas volvió a reeditarse la pelea entre las cadenas de supermercados y la industria de la alimentación.

La nueva versión gira en torno a los precios en las góndolas. A diferencia de otros momentos, ahora la disputa tiene que ver con la incipiente baja de los precios que están aplicando los fabricantes y que, en muchos casos, las grandes cadenas no quieren trasladar a los consumidores.

O bien solo lo hacen en forma parcial.

Cada una de las partes tiene sus argumentos, mientras que la "guerra" por los precios escala a medida que pasan las semanas.

La batalla por los precios

El origen de la disputa tiene que ver con la fuerte caída en las ventas de los comercios, ya sea en las grandes cadenas como en los más pequeños.

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Por la disparada de la inflación, los ingresos de los consumidores perdieron poder de compra y eso se tradujo en una merma indisimulable de las ventas. Dan cuenta de ello tanto las cifras oficiales como las que divulgan las cámaras empresarias, como la CAME, y las consultoras especializadas.

Reapareció la tensión entre los supermercados y los proveedores por la baja de la inflación

Ante esa caída, la primera reacción de los fabricantes y los supermercados fue el lanzamiento de agresivas campañas de promociones.

En ese momento, Luis Caputo se enojó con los industriales y los comerciantes: reclamó que, en lugar de hacer promos, los empresarios bajaran directamente los precios por unidad.

Fue lo que vino sucediendo en las últimas semanas. Las promociones, puntuales, ya se encuentran en la compra por unidad. Y no tanto en las que se limitan a la compra de dos o tres productos al mismo tiempo.

Las tensiones aparecieron ahora, cuando parece profundizarse la tendencia hacia desaceleración inflacionaria.

El eje de la pelea entre supermercados y proveedores

La clave de lo que sucede ahora se desató justo antes del inicio de mayo, cuando algunas de las grandes alimenticias enviaron a sus clientes las nuevas listas de precios.

A diferencia de otras épocas, esta vez, esas listas incluyeron bajas en los precios de los productos. Incluyendo alimentos de almacén de la canasta esencial.

Por la disparada de la inflación, los ingresos de los consumidores perdieron poder de compra

Esa tendencia fue registrada por las consultoras que monitorean la inflación semana tras semana.

La movida incluye a varias de las grandes empresas alimenticias. También a la industria de las bebidas.

Para tener una idea: en el caso de los fideos, hay rebajas en los precios de hasta 12%. En los arroces, del 10% promedio. La misma magnitud se nota en algunas primeras y segundas marcas de harinas.

En el mercado de los aceites, una de las empresas más grandes -Bunge- decidió retrotraer los valores a enero último, algunos días después de la devaluación.

La cuestión es que algunas grandes cadenas se resisten a bajar los precios en la misma proporción que los fabricantes. Se niegan a copiar la misma secuencia.

La resistencia a bajar los precios

En muchos casos, la baja de los precios promovidos por la industria tiene que ver con la caída del consumo y un nivel de stock que necesitan depurar antes del vencimiento de la mercadería.

Los comerciantes buscan defender sus niveles de rentabilidad, a pesar de la caída en las ventas

También, es cierto, los industriales admiten que los márgenes de rentabilidad se habían extremado en medio de la incertidumbre cambiaria, que hoy se achicó notablemente. Así dan cuenta los mercados de futuros del dólar.

Desde algunas cadenas comerciales piensan que no necesariamente deben acoplarse a la estrategia de sus proveedores. Argumentan que no pueden imitarlos porque aún tienen en stock productos a precios "viejos", que esta vez son más altos que los ofrecidos ahora por la industria.

Por otra parte, los comerciantes buscan defender sus niveles de rentabilidad, a pesar de la caída en las ventas, pero en momentos de fuertes incrementos en sus costos fijos.

Desde las tarifas de los servicios públicos a las tasas municipales, la mayoría de las boletas vinieron con fuertes alzas en las últimas semanas.

La estrategia choca contra la intención de la Casa Rosada, que quiere mostrar una fuerte caída de la inflación: la expectativa de los funcionarios es que el IPC de mayo empiece con "5".

Para lograrlo, Milei y Caputo necesitan que la baja de los precios en los alimentos se trasladen rápidamente a las góndolas. Y si bien esa tendencia empezó a verse, debería profundizarse. Y ahí está la cuestión.

¿Volverán la presión y el enojo de Caputo?